jueves, 6 de mayo de 2010

Vergonya, cavallers, vergonya.

Estas palabras en catalán (Vergüenza, caballeros, vergüenza) se atribuyen al rey Jaime I de Aragón tras una batalla que estuvo a punto de perder por la incompetencia de sus soldados.
Yo las tengo asociadas a otro tema: al estado de nuestro Patrimonio Artístico y Cultural.
Somos un municipio pequeño, pero en otro tiempo importante. El obispo de la diócesis poseía un palacio en nuestro pueblo, donde venía a pasar los veranos. Por eso hemos tenido mas patrimonio que muchos municipios el doble de grandes que el nuestro. Y ¿que es de ese patrimonio?.

Empezemos por el mismo Palacio Episcopal. Actualmente se encuentra en manos particulares, que lo han convertido en un museo sin ninguna ayuda del Ayuntamiento de Begijar.

El torreón, anterior al siglo XII, se encuentra en fase de remodelación para ser convertido también en un museo. Evidentemente también está gestionado por particulares, ya que desde el Ayuntamiento se lo ha catalogado como "ruina no rentable".

La casa natal de Patrocinio Biedma, ilustre hija de Begijar. Aqui se creará otro museo, este dedicado a la escritora y filósofa. ¿Participa de este proyecto el Ayuntamiento?...Pues va a ser que no.

Iglesia Parroquial: Como Cervantes escribió en el Quijote: "Ah, Sancho, con la iglesia hemos dado". La iglesia de Santiago Apóstol se encuentra en buen estado de conservación, pero su esplendor dista mucho de ser el de tiempos pasados.

Cruz de Piedra: esta cruz, que aparece fechada en el año 1554, se encuentra en un mal estado de conservación, unas veces pintada con spray, y otras, con la base rota.

Por esto, cada vez que me acuerdo de nuestro patrimonio, que es el de todos los begijenses, solo puedo exclamar un sonado "Vergonya, cavallers, vergonya". Vergüenza que no podamos vivir en armonía con nuestra Historia. Vergüenza de que no conozcamos las raices de nuestro pueblo. Y sobre todo, vergüenza de que nuestros hijos no puedan disfrutar del legado de sus antepasados. No queremos perder la batalla contra la incultura por culpa de la incompetencia de un Ayuntamiento en materia patrimonial.


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